¡Qué rico que conectes conmigo! Espero hayas pasado un Día de Acción de Gracias espectacular junto a esas personas que más quieres. Y como siempre pasa, supongo que estarás comiendo pavo, o lo que hayan preparado para el almuerzo o cena de Acción de Gracias, por lo que queda del fin de semana y, posiblemente, la semana entrante. Esto me lleva al tema de este Sunday Blog Day, si planificar comidas o “meal planning” vale la pena.
De entrada, te comento que, a mí, personalmente, no me gusta mucho hacer meal planning, pero eso no significa que pueda funcionar para ti. Antes de decirte porque no me es funcional, hablemos de qué significa el “meal planning”.
La planificación de comidas es el proceso de decidir con anticipación qué comidas se van a preparar y consumir durante un período específico. En su mayoría, lo ideal es llevar a cabo esta planificación para una semana. Aunque no lo creas, la planificación de comidas incluye seleccionar recetas, crear una lista de compras basada en los ingredientes necesarios y, en ocasiones, la preparación previa de algunos elementos para facilitar la cocción diaria. Además, requiere que planifiques, en tu agenda, el tiempo necesario que te tomará llevar a cabo la actividad, no solo de la planificación de comidas, sino también ese tiempo que usarás para cocinar y almacenar. ¿Te suena familiar a cuando planificaste la comida de Acción de Gracias?
El meal planning es de gran ayuda si quieres hacer cambios en tu alimentación porque permite enfoque en que esa es la comida que te debes comer durante la semana porque ya está preparada. Además, ayuda a que puedas maximizar tu tiempo y dedicarlo a otras cosas y, claro está, siempre que hayas planificado y cumplas con ese espacio que separaste para planificar tus comidas.
De hecho, en el mundo del fitness es muy común que la primera recomendación que te ofrezcan sea el meal planning por lo que mencioné en el párrafo anterior. En efecto, tiene grandes beneficios:
- Ahorro de tiempo: Al planificar las comidas con anticipación, reduces el tiempo que pasas decidiendo qué comer y cocinando cada día.
- Mejor organización: Puedes hacer una lista de compras más precisa, evitando compras impulsivas y desperdicio de alimentos.
- Ahorro de dinero: Al saber exactamente lo que necesitas comprar, es menos probable que gastes en cosas innecesarias.
- Comidas saludables: Te permite planificar opciones más saludables y balanceadas, evitando la tentación de recurrir a comida rápida.
- Reducción del estrés: Con un plan claro, eliminas la presión de tener que decidir qué cocinar cada día.
Sin embargo, también tiene sus contras:
- Falta de flexibilidad: Puede ser restrictivo si tus planes cambian y no puedes seguir el plan de comidas.
- Tiempo inicial de preparación: Requiere tiempo y esfuerzo para planificar las comidas y preparar los ingredientes con anticipación.
- Monotonía: Comer lo mismo varias veces puede volverse aburrido si no se varía el menú.
- Desperdicio potencial: Si no sigues el plan, los ingredientes pueden echarse a perder.
- Dificultad para adaptarse: Puede ser un desafío para quienes no están acostumbrados a planificar con tanta anticipación.
Aunque me identifico con sus beneficios, como por ejemplo, el ahorro de tiempo, la mejor organización y el beneficio de comidas saludables, la falta de flexibilidad y la monotonía, son las razones por las cuales no me funciona el meal planning. Me aburro con facilidad de comer lo mismo, por lo que son más las ocasiones que la comida se me daña. Por otro lado, en ocasiones, lo siento restrictivo, en especial, si mis planes cambian.
Sin embargo, esto no significa que descarte hacer planificación de comidas del todo. He sabido planificar para tiempos cortos. En vez de una semana, pudiera planificar comidas para tres días, por ejemplo. La decisión de planificar comidas dependerá, en gran medida, de las actividades que se encuentran en mi agenda.
Y esta es mi recomendación para ti. Si quieres intentar el meal planning, ¡adelante! Puede traerte grandes beneficios, en especial si quieres desarrollar mejores hábitos de alimentación, porciones u horarios de comidas. Para comenzar:
- Ve a tu calendario y escoge una fecha y hora en el que vas a escoger los alimentos de tu menú y el tiempo para preparar las comidas. La mayoría de las personas suelen escoger los domingos, pero no tiene que ser así. Verifica tu agenda y busca esas ventanas de espacios libres que tienes disponible para esta actividad.
- Ponte una alarma en tu teléfono o en tu calendario que te sirva de recordatorio.
- Haz una lista de compras para que sea más fácil la visita al supermercado y puedas seleccionar alimentos saludables. La visita al supermercado también pudieras agendarla.
- Ten a la mano y listo todo lo que necesites para cocinar, incluyendo los envases de almacenamiento. ¿Sabías que es mejor guardar las comidas en envases de cristal que en los de plástico? Recuerda que estarás consumiendo alimentos previamente preparados y los envases de cristal resultan ser mejores, no solo para el ambiente, sino también para tu salud, que utilizar envases de plásticos, más aún si calentarás tus comidas en el microondas.
- Utiliza recetas o simplemente da paso a tu creatividad en la cocina.
- Incluye meriendas saludables en tu planificación.
- Almacena tus alimentos poniéndoles una etiqueta a los envases por cada día que vas a consumirlos, así desarrollarás el hábito de cumplir con tu consumo de alimentos planificados.
Si lo trataste y entiendes que no te funciona, como me pasa a mí, no importa, pero si te recomiendo que hagas repaso de por qué entiendes que no te fue funcional. Así podrás decidir si es algo que puedes considerar en ciertas ocasiones, como hago yo.
¿Vale la pena el meal planning? ¡Claro que sí! Ya sea que lo hagas para una semana o para cortos períodos de tiempo, puede ser de beneficio si lo adaptas a tus necesidades y tus metas.
Como te mencioné al principio, el meal planning no es mi favorito, pero sí hago planificación de comidas en momentos en que mi agenda semanal se ve sumamente ocupada, así ahorro tiempo y reduzco estrés en mi Timbiriche Vida.
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