¡Qué rico que conectes en mi espacio virtual! Comienzo gritando a viva voz y con una sonrisa grandota que ¡me encanta la música! Cuando se trata de música, yo no discrimino y escucho de todo. Me gustan todos los géneros musicales y de cualquier época. Soy de las que opina que la música es el arte de expresión más puro que existe y estoy 100% de acuerdo en que es sanadora. Te cuento por qué.
La música siempre ha estado presente en mi vida. Mi mejor recuerdo de la infancia es que en casa de mi abuela Panchita siempre había música. Ella siempre tenía el radio puesto en emisoras que solo tocaban las llamadas canciones del ayer. Por su parte, mi papá escuchaba música de todo tipo, pero le encanta escuchar música popular. Con él conocí las maravillas musicales de los ’60 a ’80 y la música instrumental que permite la meditación y la conexión con mi yo interior. Además, mi mamá y mi padrastro tocan el piano, aunque, en la mayoría de los casos, era a mi padrastro a quien verías sentado frente a ese piano. Era divino llegar a la casa y escucharlo tocar Bagatelle No. 25 en La menor, comúnmente conocida como “Für Elise”, de Ludwig van Beethoven. Creo que este fue mi primer amor hacia la música clásica. De hecho, mira que inspiradora y sanadora es la música que cuando Beethoven quedó sordo, continuó componiendo y produciendo grandiosas melodías en el piano que en la actualidad siguen siendo notables e importantes.
Yo me levanto cada mañana y lo primero que hago es poner música. Confieso que soy de las que pone música mientras se baña y me creo que estoy dando un world tour cantando como loca bajo la ducha. Cuando voy en el carro ese volumen va en lo máximo y yo voy esgalillá’, y entrenar sin música para mí es imposible, así que música encendida no importa la rutina de ejercicios que esté haciendo.
Y ni hablar de cuando escucho música electrónica. ¡Uff! No hay música más increíble que me lleve a desconectar fuera de este mundo y montarme en este viaje astral en donde solo existe e importa la felicidad. Esta música me hace brincar y bailar sin parar, sin importarme lo que piense la gente, y cuando la escucho con mis amistades, tiene el poder de fortalecer esas relaciones sociales.
La música ha sido mi aliada en los desamores y en mis victorias, pero en especial, en mis procesos de cambio. Me empodera de tal manera que siempre siento que puedo con todo.
Y es que la música tiene el poder de estimular el sentido auditivo, así como diferentes áreas del cerebro de manera coordinada y en tiempo real. Puede mejorar la función cognitiva y el rendimiento en tareas mentales, y ayudar a mejorar la calidad y la duración del sueño. Además, actúa como una herramienta terapéutica ayudando a generar una sensación de bienestar, a reducir el estrés, a procesar y expresar emociones difíciles y a promover la relajación. Por eso la música ha sido integral en tratamientos de rehabilitación física y mental.
Aunque siempre he escuchado música, me tomó tiempo darme cuenta de que podía convertirla en esa técnica para lograr mejorar mi salud mental como parte de los entornos y procesos para tener salud integrada. Lo entendí cuando vi la película Nyad (2023), que trata de la historia real de la atleta Diana Nyad, quien, a sus 60 años, decidió nadar 110 millas en mar abierto desde Cuba a Florida. Un reto que, en su carrera como nadadora, había intentado sin éxito durante su juventud.
Nyad se mantenía concentrada y animada durante la natación gracias a una lista de reproducción musical. Mencionaba que repetir mentalmente una serie de canciones, en la que la pieza central era “Imagine” de John Lennon –la cual escuchó más de 100 veces– le servía de apoyo para sobrellevar las dificultades del viaje. Esta película desencadenó lo que en coaching llamamos un momento de revelación o «aha moment». Esto se refiere a ese instante de repentina comprensión o claridad en el que una persona experimenta una epifanía o descubrimiento significativo.
Al ver la técnica de Nyad, decidí mejorar mi relación con la música y crear este listado de canciones que tenga un sentido para mí y que pueda tocar repetidamente sin cansarme. El hecho de que sea repetidamente es importante porque estoy desarrollando un hábito mental. Y los hábitos requieren repetición para que sean sostenibles.
Creé un listado de canciones que me levante el ánimo y me inspire pensamientos positivos. Esto no tiene necesariamente que ser en las letras. Una canción sin letras puede provocar el mismo impacto. A este listado lo llamo “Booster Songs” porque debe provocarme optimismo y empoderamiento. Es música que yo pueda dedicarle a mi mente y que me permita tener esa relación con mi interior para dejarle saber que estoy bien, que soy fuerte, que puedo y que debemos seguir adelante. Con eso en mente, mi listado está centrado en la canción “Freedom ‘90” de George Michael.
“Freedom ’90” es una canción icónica que se destaca por su mensaje de liberación y autoexpresión en una época donde Michael intentaba declarar su independencia y autenticidad artística frente a su disquera. De hecho, el video musical es igualmente icónico; George Michael se negó a aparecer en este, optando en su lugar por las famosas supermodelos de la época.
Esta canción me deja hablarle a mi mente primitiva, a esa niña que lleva sus traumas, inquietudes y miedos, a la que tengo que recordarle constantemente que agarre las mentiras y las convierta en verdades. En momentos en que necesito esa dosis de energía positiva, esta es mi canción.
De ahí he ido incluyendo otras que me ayudan en a relacionarme mejor con mi mente. Por ejemplo, en aquellos casos en que tengo dudas de lo que hago y necesito reencontrarme me gusta escuchar “Who I Am” de Wyn Starks. Cuando siento que el síndrome del impostor quiere asomarse en mis actividades me gusta escuchar “Trustfall” de P!nk o “Unstoppable” de Sia. Cuando necesito centrarme en el presente, mi favorita es “Where Do We Go From Here” de Gareth Emery. Y si necesito enfocarme cuando corro un 5k, mi canción es “Places I Belong” de Seven Lions. Este es mi Top 10 de mi listado de más de 40 canciones.
La música es sanadora y restauradora. Tiene un poder extraordinario sobre el sentido auditivo y nuestra mente. Es mi mejor aliada contra todo. Me ayuda a manejar el estrés y provocar cambios de mentalidad. Se ha convertido en la técnica más valiosa y poderosa que me ayuda a potenciar energía positiva en mi mente, en mi cuerpo y en mi corazón. Es el lápiz que uso para jugar en mi Timbiriche Vida.
Comparte en los comentarios cómo es tu relación con la música y qué te gusta escuchar. ¡Hablemos!