¡Qué rico que conectes conmigo en este espacio virtual! Comienzo comentándote que con gran posibilidad me vas a escuchar hablar sobre el concepto de balance, por lo que es importante que empecemos por romper la creencia más importante: la vida no es una línea recta. Cualquiera que sea nuestro proceso evolutivo, nunca será en línea recta ni perfecta. Hoy te digo que eso está bien porque cada proceso es único y particular. Te cuento por qué.
Las líneas rectas se asocian con perfección, pero aun dibujando una línea recta, aunque uses una regla, siempre será imperfecta. Y si no me crees, haz la prueba. Esto puede ser porque no tengas buen pulso o por alguna razón se mueva el lápiz o el papel, en fin, hay una cantidad de cosas que pueden provocar que esa línea no se recta. Por eso no podemos creer que la vida es una línea recta. Siempre habrá imperfección. Sin embargo, aún dentro de la imperfección o el caos cotidiano, es posible encontrar balance.
Cuando hago referencia a balance me refiero a encontrar un equilibrio satisfactorio entre diferentes áreas o aspectos de nuestra vida.
Imagina a un trapecista que camina por una cuerda haciendo piruetas y movimientos. Va poco a poco caminado hasta más o menos llegar al medio de la cuerda y lo puedes ver buscando su equilibrio para evitar caer. Imagina que te encuentras dentro del público que mira el espectáculo, y que en ese proceso del trapecista evitar caerse, sientes temor y miedo de que no lo logre y se caiga. Imagina que el trapecista, luego de dar varios movimientos bruscos en esa cuerda, alza sus brazos hacia los lados, hace una contracción abdominal y acomoda sus piernas y pies de tal forma que logra su objetivo – no caerse de la cuerda. El público siente alivio y felicidad porque el trapecista lo logró. Tanto del trapecista, como del público, hubo satisfacción por el logro de una meta y esa es la clave.
Somos trapecistas en nuestros procesos de evolución. Vamos moviéndonos en cuerdas que parecen ser rectas, pero que pueden tornarse curvas o flojas mientras vamos caminando encima de ellas por los distintos entornos, paradigmas, ambientes, problemas y situaciones que enfrentamos diariamente. Aun así, es posible lograr balance.
Fíjate que hablamos de balance como equilibrio satisfactorio. Lo satisfactorio implica que cumple expectativas o necesidades. Si se trata de cumplir nuestras expectativas o necesidades, es importante establecer metas claras y realizables, que nos permita accionar para lograr nuestros objetivos.
Encontrar balance es como la felicidad, se escoge. Eso quiere decir que hay que tomar la decisión de encontrar balance, establecer una meta, desarrollar plan de acción y actuar. La actitud que asumimos ante estos procesos es sumamente importante. De hecho, puedes lograr balance en medio de procesos complicados de tu vida cuando permites que tu actitud sea el norte. Me explico.
Soy fiel creyente de que en la vida siempre hay una decisión que tomar y esa decisión se refleja en dos caminos. Esto quiere decir que debes tomar una decisión hacia un camino o el otro. Lo mismo pasa con las actitudes. Siempre hay dos opciones, o escoger asumir una actitud de apertura o escoger asumir una actitud de resistencia. La decisión que tomes sobre tu actitud va a depender de lo que esté ocurriendo en tu vida en tu presente y cuánta receptividad tienes para moverte hacia el cambio. La receptividad dependerá de cómo percibes tus miedos, de tus experiencias del pasado, de tus principios, valores y tus creencias. Todos esos elementos tienen un impacto crucial en la actitud que asumes hacia los eventos que ocurren en tu vida.
Incluso, es posible que de primera instancia asumas actitud de resistencia ante la situación y mientras va transcurriendo el evento te des cuenta de que la actitud debe cambiar a una de apertura. Por esto, es que debemos reconocer, respetar y valorar los procesos en los que nos encontramos. Sin embargo, cuando tenemos las herramientas que nos ayudan a tomar acción saludablemente, asumir actitudes de apertura se convierte en un hábito que te impulsará a potenciar tu energía hacia el logro de tu meta.
Somos seres imperfectos, y como te comentaba en la publicación 7, del 11 de agosto de 2024, titulada “Soy perfectamente imperfecta”, es importante aceptar la imperfección. He comentado antes que la vida es simple y se basa en nacer, crecer y morir, así que somos nosotros los que hacemos que la vida sea imperfecta. Porque, en un mundo perfecto, como solemos aclamar frente a lo que no nos gusta o parece injusto o inapropiado, viviríamos en paz y armonía, donde el amor es el centro, no padeceríamos enfermedades ni tendríamos problemas ni eventos traumáticos.
Romper el paradigma de que la vida es perfecta o una línea recta provoca romper con paradigmas sociales impuestos. Esto es algo que debo poner sobre la mesa porque a muchos no se les hace fácil romper paradigmas sociales impuestos cuando se han convertido en creencias ancladas. Sin embargo, esto no se trata de romper con los paradigmas sociales de raíz, aunque eso sería lo ideal. Se trata de romper con aquellos paradigmas que no te permiten evolucionar en tu vida, es decir, en el plano individual, no colectivo.
En mi caso, puedo contarte que, como mujer, rompí con la creencia de que las mujeres deben casarse y tener hijos. En mis veintes, estuve a punto casarme y, después de siete años de relación, decidí no hacerlo porque entendía que esa relación no era adecuada. Me tomó tiempo romper esa relación y admitir que me encontraba en una relación de violencia doméstica. No por esa situación decidí no casarme ni tener hijos. Lo que me llevó a esa decisión fue que cada vez que me planteé la idea estaba pasando por situaciones financieras y siempre me dije que si no podía mantenerme como rayos iba a mantener hijos, aunque contara con la ayuda de mi familia para ello. Claro, también rompí ese paradigma de que para tener hijos tienes que casarte porque siempre supe que tenía opciones: tenerlos con una pareja o por métodos de reproducción asistida o la adopción.
A lo que voy es que siempre hay una decisión que tomar que te mueve a tomar un camino o el otro. El camino que decidas hacer siempre va a tener una variedad de opciones que te permitirán accionar hacia el logro de tu meta no importa cuál sea.
Cuando tus metas son claras, precisas y realizables, el proceso de tomar decisiones es llevadero y, en un segundo plano, quedan aquellas creencias y paradigmas que se tornan obstáculos para que puedas tomar la decisión. Por eso es importante asumir actitud de apertura y dar espacio a esas opciones. Porque no importa si tu plan para lograr la meta es imperfecto, lo que importa es accionar.
Como el trapecista que busca su equilibro en una cuerda, trazar líneas imperfectas de un punto a otro trae grandes oportunidades para entender los procesos que vivo y lograr mi balance y equilibrio satisfactorio en mi timbiriche vida.