¡Qué rico que conectas conmigo! Te cuento que pronto se acerca mi cumpleaños y será mi última vuelta al sol en el llamado 4to piso. Este año, mi natalicio coincide con el Día de Acción de Gracias.
Seguramente, al igual que yo, al acercarse un cumpleaños es como abrir la llave de pensamientos que no dejan de fluir. En mi caso, es obligatorio pensar qué pude haber hecho distinto y qué puedo hacer diferente de cara al futuro. Sin embargo, siempre veo un cumpleaños como si me promovieran en el proceso de la vida, aunque sea una promoción obligatoria, claro está, porque, como he dicho antes, veo la vida como un juego de timbiriche, e ir avanzando en edad siempre es un logro.
El grupo Mecano cantaba en, “Un äno más”, que hacemos el balance de lo bueno y malo cinco minutos antes de la cuenta atrás. Es interesante, que cuando recibimos el Año Nuevo, tendemos a repasar los momentos vividos durante ese Año Viejo, pero, cuando se trata de un cumpleaños, repasamos nuestra vida completa.
¡Estoy por cumplir 49 años! Estoy a un año más de llegar a los 50 y, uff… Escribo esto y sonrío. A lo mejor para otra persona sería un momento de preocupación o de frustración. Tendemos a pensar, o, mejor dicho, nos han hecho pensar que llegar a esa edad es sinónimo de que ya no hay más que dar. Más, sin embargo, siendo la rebelde que soy ante las imposiciones sociales que no dejan avanzar a las personas, siempre siento emoción porque mi experiencia es que cada década se torna mejor que la anterior.
He tenido muchas bendiciones en esta vida, en el plano profesional y en lo personal. Soy el mejor testimonio de que se puede lograr lo que sea cuando se define una meta y se acciona para conseguirla. Rendirse para mí no es una opción, y en caso de parar algo, no lo hago porque me rindo, más bien lo veo como el cierre de un ciclo y la apertura de grandes oportunidades. Como aquella ocasión que decidí estudiar una Maestría en Derecho de Salud pensando que quería diversificar mi práctica como abogada. Comencé estudios en línea con la Universidad de Loyola en Chicago y admito que me encantaba muchísimo el currículo y las clases que tomé. Sin embargo, tomé la decisión de cerrar mi práctica privada, comenzar a trabajar en una corporación pública y me vi en un momento en que esa Maestría en Derecho de Salud ya no era necesaria. Esto fue en el 2012, y esa decisión, aunque me frustró un poco, nunca significó que me rendí. Cerré ciclos y di paso a nuevas oportunidades que han hecho de mi carrera profesional en el Derecho, una maravillosa y llena de grandes logros. De hecho, actualmente me encuentro, precisamente, en ese momento en que cierro ciclos y abro oportunidades, gracias a mis estudios en coaching de salud integrada y este lindo proyecto llamado Timbiriche Vida.
En estos repasos de vida previo a un cumpleaños, tendemos a ver las cosas desde el plano profesional. Acabo de hacerlo en el párrafo anterior, ¿verdad? Es que a veces medimos los logros de esa forma y nos olvidamos de que también tenemos logros en el plano personal. En un mundo donde hay saturación de información sobre nutrición y fitness, en el que la salud mental a veces es olvidada y vivimos la vida a prisa y de forma ocupada que no hay espacio para sencillamente descansar, soy también el mejor testimonio de que es posible tener bienestar en medio del caos, que se puede aprender a manejar el estrés y vencer un burnout, y que es posible lograr sincronía entre la mente y el cuerpo, siempre y cuando se tengan las herramientas y la ayuda adecuada y se trabaje para ello. Porque sí, requiere trabajo, pero no es imposible.
Todos los días hay que trabajar en las metas, pero no solo en las profesionales, también en las personales. Es necesario todos los días porque no siempre uno se siente con ánimos o deseos de seguir. Yo no estoy exenta de eso. Es más, te confieso que hay días en que lo que quiero es desconectar y el día se me va sentada en mi sofá viendo series y películas junto a Mateo, Bruno y Baileys (mis dos perros y mi gato), pero eso tampoco se puede entender como rendirse.
Los otros días, uno de mis coaches de cuando hice mi primera certificación en nutrición integrada, Mastin Kipp, quien trabaja mucho con temas relacionados al sistema nervioso, publicó en su cuenta de Instagram esto: “¿Qué tal si no es procrastinación? Qué tal si estás reclamando tu derecho a descansar.” Lo leí y mi mente explotó porque a veces, cuando me tomo estos descansos, pienso que estoy procrastinando.
Procrastinar significa posponer o aplazar una tarea o actividad que se necesita hacer, especialmente por falta de motivación o por preferir hacer algo más agradable o menos difícil. Es un comportamiento común cuando enfrentamos tareas que nos parecen abrumadoras, aburridas o estresantes. Pero cuando vi ese mensaje, no quedó otra que hacerme la pregunta qué tal si lo que estoy reclamando es mi derecho a descansar para reiniciar a mi mente y sistema nervioso y poder funcionar mejor para continuar con las metas y actividades que quiero y necesito hacer.
¿A qué voy con todo esto? Cada etapa de tu vida tiene diversidad de logros, situaciones, recompensas, pérdidas, en fin… Lo que hacías posiblemente a tus veintes, con gran posibilidad es distinto a cómo haces las cosas a tus treintas o a tus cuarentas. No me refiero a asuntos de trabajo. Puedes estar años en el mismo trabajo y, aún así, en el plano personal ir reinventándote en tu rutina, la forma en que comes, incluso tu descanso. Y eso está bien. El giro que le des a tu vida es el resultado de las decisiones que vas tomando cada día.
Sin embargo, hay algo que nunca se pierde o cambia, y ese es el deseo de hacer. Siempre tenemos un deseo de hacer. Fíjate, por ejemplo, en el llamado “Bucket List”; esa listita de cosas que te encantaría hacer, que no necesariamente las haces, y si llegas a hacerlas, se vive la felicidad más plena porque fue logrado. Yo tengo muchas cosas en mi “Bucket List” que todavía no he hecho, y he sentido esa felicidad plena cuando borro un ítem de mi lista. Como cuando tuve la oportunidad de viajar a Italia y tomarme la foto obligatoria en la Fontana Di Trevi. ¡Un sueño hecho realidad!
Las metas de salud hay que tratarlas de la misma forma. Cada vez que se acerca un nuevo cumpleaños, que reflexionamos quiénes somos, hasta donde hemos llegado y cómo nos vemos a futuro, la salud debe ser una de las prioridades.
¿Logré mi meta de mantener mi peso saludable y estable?, ¿separé la mayor cantidad de tiempo para actividad física?, ¿he tenido verdadera calidad de sueño?, ¿aprendí nuevas técnicas para mantener mis niveles de estrés que me permitan estar tranquila?, ¿mejoré mi sistema gastrointestinal o debo trabajar con eso?, ¿he obtenido resultados positivos de las metas establecidas?, ¿cómo me veo de este momento a cuando llegue mi cumpleaños número 50? Estas son algunas de las preguntas que me he estado haciendo, y son importantes hacerlas porque sigo incluyendo ítems en mi “Bucket List”. Todavía me quedan cosas por hacer en ese listado, por ejemplo, tirarme de un paracaídas.
Ahora que se acerca mi cumpleaños, miro atrás, veo todo lo que he logrado, y lo que no he logrado, y me fijo metas nuevas, redefino estrategias y desarrollo un plan de acción que refleje en dónde estoy y hacia dónde voy. Mi salud es prioridad porque quiero seguir teniendo una vida saludable y lograr todo lo que me proponga en mi Timbiriche Vida.