¡Qué rico que conectes en mi espacio virtual! Este es el primer capítulo de mi Blog y lo comienzo gritando a viva voz y con una sonrisa grandota que mi vida es un timbiriche. Te cuento por qué.
Primero que todo, tengo que expresar que no pienso tapar el sol con mi mano y mi realidad es que ha sido difícil y complicado entender la vida. Admito que estaba equivocada. Digo, sigue siendo difícil, en lo que estaba equivocada es en el pensamiento de que hay que entender la vida. La vida se basa en nacer, crecer y morir. Es el ciclo que debemos pasar. He llegado a la conclusión de que he perdido tiempo ofuscándome en entender la vida cuando de lo que se trata es de entender quién soy y qué quiero, no de la vida, sino de mí.
No pienses que vengo con filosofías raras. Alguna vez pensé lo mismo, pero en cada proceso y etapa que he vivido me doy cuenta de que no son cuentos ni filosofías raras cuando dicen que hay que vivir la vida con optimismo, que hay que amarse, que vivir saludable es importante, que la meditación o la oración terapéutica – sí, el concepto existe y nada tiene que ver con religión – son ciertas. Muchas veces me pregunté ¿por qué es tan difícil y complicado? ¿Por qué ante eventos traumáticos o difíciles me afecto tanto? ¿Por qué se empeñan en decirme que tengo que ser resiliente ante las adversidades cuando lo que deseo es agarrar la cartera e irme para la Luna o, mejor aún, al carajo?, frases que mayormente utilizo cuando paso un coraje, frustración o simplemente estoy harta de odio. En nota aparte, la palabrita está en el diccionario y significa, entre otras cosas, expresar un fuerte rechazo a algo. Vamos, que, si intereso escribir sobre mis experiencias y cómo las manejo, escribiré con la franqueza y honestidad con la que les hablo a mis amistades.
Vivimos en una sociedad que dicta reglas y juzga, más aún en el mundo de redes sociales. Dependiendo de mis percepciones, puede afectarse mi entorno social, físico, emocional, ambiental, mental y existencial. Al principio, mi reacción inicial siempre ha sido luchar por romper con paradigmas contrarios a lo que soy o en lo que creo. Soy mujer, heterosexual y actualmente tengo 48 años. Nací en la generación X. Tengo una profesión licenciada y un trabajo que mantiene mi estilo de vida, pero que me roba tiempo. No tengo hijos, tampoco me he casado, aunque una vez estuve a punto. Tengo dos perros y un gato. Me gusta sentirme libre, pero esa libertad a veces es censurada. Mi apartamento es mi santuario. Me gusta llevar el pelo corto casi calva. Soy introvertida, pero cuando agarro confianza, sale la extrovertida dentro de mí y por eso, con toda probabilidad, mi círculo de amistades, en su gran mayoría, pertenecen a la comunidad LGBTQ+ porque con ellos siempre logro ser genuinamente yo.
Aunque esto no necesariamente me define, si me mantiene la mente bastante ocupada, en especial el que soy mujer, asuntos relacionados a mi trabajo, mi libertad y mi tiempo. Sobre pienso las cosas a tal nivel que me lleno de dudas e inseguridades. Musarañas que me hacen cuestionar hasta la fibra más simple de mi ser. Todo porque la sociedad entiende que sí me definen y se creen con derecho a juzgar sobre ello.
Entonces, llegó el burnout, la ansiedad, la frustración, la tristeza, el encerramiento para desconectar. Y en medio de esos procesos, entre mis 47 y 48 años, voy descubriendo el verdadero significado de la relación mente y cuerpo. He estado aprendiendo a quitarle poder a mi mente y llegar a la raíz de qué es lo que en realidad me afecta. A veces no es tan fácil identificarlo. En mi caso, ya se refleja con dolor físico o sentimientos de soledad, angustia y coraje. He estado aprendiendo a reconocer esos sentimientos, aceptarlos y dejarlos fluir. Se trata de ir conectando los puntos hasta encontrar la raíz del problema e implementar una técnica o herramienta para mejorar mi relación mente y cuerpo.
Por eso digo que mi vida es un timbiriche. No me refiero al grupo mejicano que logró fama en los ’80, en el que cantaban Paulina Rubio, Thalía, Bibi Gaytán, Eduardo Capetillo, entre otros, que de seguro los de mi generación saben la referencia. Me refiero al juego.
El timbiriche es un juego de mesa, que usa lápiz y papel, que puede ser semiimprovisado y que puede jugarse con diferentes niveles de profundidad, presentando un poco de azar y diversidad de estrategias. Se le conoce, además, como colchón, cuadrito, cajas o puntitos. Se publicó por primera vez en el 1889 y fue creado por un matemático francés de nombre Édouard Lucas, con el nombre “pipopipette”. Los que son de mi generación o generaciones previas de seguro jugaron el timbiriche. Para ganar el juego debes conectar los puntos con líneas y formar cuadrados.
Cada experiencia es un punto y las técnicas y herramientas son esas líneas que conectan los puntos. Como el timbiriche es un juego de dos o más jugadores, mis oponentes son los entornos que rodean mi vida, incluyendo mi mente. Si logro conectar adecuadamente los puntos y obtengo el cuadrado, se refleja una vida integrada y balanceada. Si no logro conectar adecuadamente los puntos, entonces tengo que reformularme y encontrar otra técnica o herramienta que me ayude a lograr mi objetivo. Así es como actualmente veo mis procesos; como un timbiriche.
La vida es un juego y, para mí, se llama timbiriche. ¡Esta es mi Timbiriche Vida!
Que deleite es leerte, gracias por hacerme parte. Te quiero con mi alma y espero reunirnos pronto para hablarte de mi timbiriche. Fuerte abrazo!
Espero que sea pronto. Gracias por estar. Fuerte abrazo!
Aini, quiero felicitarte por tan formidable relato de tu vida…me siento orgulloso de que seas parte de mi familia escogida…te mando un gran abrazo virtual…tqm
Gracias un millón. Yo también me siento orgullosa y feliz que seas parte de mi vida y de mis procesos.
Wow!! Querida Ainez, aqui eclipsada con la magia que tienes de poner en palabras tantas emociones que coordinan perfecto para explicar la danza errática de la vida y al mismo tiempo ofrecer las claves para brincar armoniosa y necesariamente la cuerda de la vida cada día!
Querida Diana, simplemente, gracias!
Que lindo conocerte un poco más y mejor aún, que resulte ser de tanto agrado. Seguimos!! Un abrazo
Gracias!! Siempre seguimos!!
Super orgulloso de, finalmente, poder leerte “live”. Gracias por compartir tus experiencias y presentar tu propuesta. Me identifico mucho con el hecho de aprender técnicas y conceptos que no es hasta que nos encontramos con una situación difícil que podemos decir: “ah! Ahora entiendo” y ver cómo demontres aplicarlos al momento específico que se requiere. Decimos que: “nadie escarmienta por cabeza ajena”, pero yo sí creo que un buen consejo a tiempo o un relato de una experiencia puede abrirle los ojos/mente/corazón/consciencia a alguien. Por aquí estaremos leyéndote y conectando. Mucho éxito! XOXO
Gracias por siempre estar cada vez que se me ocurre una nueva idea, por tu apoyo y tus consejos. Tienes razón en el “ahora entiendo”. Cuando verdaderamente se entiende, logramos cambios buenos y saludables porque estamos abiertos a cambiar. Para mí ese es el “cue” para lograr grandes cosas. Me llevo este tema para una publiación futura!